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viernes, 19 de septiembre de 2014

Mañana todos levantados a las 5 am: hacer ejercicio en la mañana puede disminuir tu apetito



Hacer ejercicio tiene muchos beneficios, no importa la hora en que lo hagan: ayuda a nuestra salud pulmonar y cardiovascular, por lo que puede disminuir el riesgo de enfermedades del corazón, mejora la fuerza y funcionamiento de nuestros músculos, aumenta nuestra condición física, libera endorfinas y quema calorías. Pero seguro les ha pasado, que cuando empiezan a ir al gym, o a entrenar en alguna disciplina o deporte, atacan y saquean el refrigerador sin control alguno, o comen muchísimo más de la cuenta. Si bien es cierto, que al aumentar su actividad física, también aumenta su requerimiento calórico, esto no quiere decir que ya pueden comer lo que quieran (en algunos casos, ni siquiera es bueno que coman lo que habitualmente comen, depende de los hábitos de cada persona).

La buena noticia, es que parece ser que el realizar actividad física en la mañana puede hacernos elegir un desayuno más ligero que el que normalmente tendríamos: en un estudio reciente de la universidad de Brigham se descubrió una rutina de 45 minutos de moderada a vigorosa puede reducir el impulso de la persona por atacar el refrigerador después del ejercicio. 

El estudio

Los investigadores midieron la actividad cerebral de 35 mujeres mientras miraban 240
imágenes: la mitad de comida y la otra mitad de flores. La primera medición se hizo después de 45 minutos de caminar (paso rápido) en una caminadora; una semana después se hizo la misma medición, pero esta vez las mujeres no habían hecho ejercicio alguno. Los resultados demostraron que en las mediciones hechas después del ejercicio matutino hubo menos respuestas del cerebro a las imágenes de la comida. 

Otros datos interesantes que encontraron fue que las participantes no comieron la misma cantidad de calorías entre el día que hicieron ejercicio y el día que no hicieron, además la rutina de 45 minutos también las llevó a hacer más ejercicio durante el día. 

Consideraciones 

Este estudio se basó en una caminata moderada de 45 minutos, es posible que con un ejercicio mucho más intenso, puedan darse algunos antojos. Otro punto es que la medición fue justo al terminar la rutina, así que no sabemos por cuánto tiempo se mantenga esta actitud hacia la comida. 

Claro, no quiero ni por un segundo sugerir que no debemos comer nada cuando estamos llevando una rutina de actividad física, simplemente que hay que tener cuidado con el exceso de reposición que algunas veces hacemos, pues podemos ganar las calorías que habíamos logrado quemar (y a veces hasta más). 

Lo que podemos hacer es consumir una comida que tenga un balance adecuado de grasas (buenas, en su mayoría), hidratos de carbono (complejos) y proteína (magras y de origen animal), para reponernos del ejercicio. Un buen ejemplo de desayuno post workout puede ser: omelette de claras con champiñones, queso blanco y acompañado de una rebanada de pan tostado o tortilla de maíz + una porción de fruta. Hacer ejercicio casi nunca no siempre justifica que nos echemos una bomba calórica (como suplementos, smoothies, etc.) y el aumento de nuestro requerimiento depende mucho del tipo de ejercicio que
estemos haciendo, frecuencia, intensidad, duración pero también de algunas características individuales. 

También es muy importante escuchar a nuestro cuerpo: cuándo tiene hambre, cuándo estamos satisfechos, qué tanta hambre tenemos, etc. 

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