Una de las teorías del por qué de los antojos y por qué a veces queremos un alimento específico tan intensamente, es que el cuerpo tiene un déficit de un nutrimento (o micronutrimento) en especial que contiene ese alimento/producto/platillo, etc. Por ejemplo: cuando tenemos esas ganas incontrolables de unas papas fritas de bolsa, es porque nuestro cuerpo necesita sal (sodio, para ser exactos). Aunque esta teoría no tiene mucha evidencia para justificarse, parece muy adecuada.
En el caso de antojo de algo dulce, es otra historia. Cuando consumimos un alimento alto en hidratos de carbono como pan o pasta, la glucosa (azúcar) en sangre se eleva. Esto provoca que el cuerpo libere insulina y ésta promueve que el triptófano (un aminoácido) pase al cerebro y entonces se libera la serotonina (la hormona feliz). Este mensajero ayuda a regular el estado de ánimo y el humor. Por lo tanto la teoría es que cuando tenemos ganas de azúcar o de hidratos de carbono, puede ser una señal de que nuestros niveles de serotonina están bajos.
Otros antojos pueden ser por causas psicosociales: la depresión, aburrimiento o tristeza
pueden promover antojos. Aunque dependiendo de la persona, los estados emocionales van a disparar diferentes antojos.
Cómo enfrentar los antojos
El hecho de que tengamos unas ganas increíbles de donas, no quiere decir que siempre tenemos que sucumbir ante ellas. Si tenemos voluntad, hay manera de superar y saber manejarlos. Aquí les dejo algunos tips:
- Estar preparados: podemos armarnos con alimentos adecuados, es decir alternativas al alimento que estamos pensando, y que pueden satisfacernos de manera similar. Por ejemplo, si tenemos antojo de algo dulce, podemos comer una fruta o rebanada de pan tostado con crema de cacahuate, o un yogur light. Si nuestro antojo es más bien salado, podemos llevar una bolsa con cacahuates, nueces y almendras. Si no pueden superar sus ganas de chocolate, pueden acceder, siempre y cuando sea chocolate oscuro (sin azúcar).
- Volver a calibrar. Si son de esas personas que se van a los extremos dulces o salados, hay que volver a entrenar a nuestras papilas lenta y progresivamente, para que se acostumbren y agarren al gusto a sabores más nivelados. Si tu cuerpo no está acostumbrado a tanta sal o azúcar, entonces no necesitarás tanto de cualquier para satisfacerlo en caso de un ataque de antojos.
- Camina primero. De acuerdo a la evidencia, el ejercicio puede ayudarnos a disminuir o suprimir el antojo (¡¡la actividad física es lo máximo!!). En un estudio de hecho, se demostró que las mujeres que empezaron a hacer ejercicio tenían menos probabilidades de tener antojos que las mujeres que no hacían ejercicio. Así que si les da un antojo, primero den una vuelta caminando y tal vez lo olviden, es además importante que lleven su rutina de ejercicio para muchos otros beneficios.
- Espera. Deja pasar de 15 a 20 minutos para ver si el antojo pasa, además así tendrás más tiempo para pensar en una alternativa más saludable. Algunas estrategias para disminuir el estrés también sirven para que el antojo se vaya o desaparezca: meditación, yoga, ejercicios de respiración, tomar un baño, leer o caminar.
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