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miércoles, 3 de junio de 2015

¿Todavía no eres fan del ejercicio? 8 tips para que tu rutina se te pase volando


Para muchos hacer ejercicio representa un gran sacrificio, sobre todo para los que son nuevos en esto de los buenos hábitos. No todos disfrutamos de ir al gym un largo tiempo, o levantarnos temprano a correr, etc. Pero si ya estamos de acuerdo que es un "must" en tu estilo de vida, aquí unos tips para que la rutina de ejercicio se pase volando: 

  1. Haz pareja. O equipo... Hacer ejercicio con un amig@ puede hacerlo más divertido y más ligero. Incluso puede que se motiven a correr un Km más o se obliguen a ir esos días que están a punto de faltar. 
  2. Toma clases. Hoy en día hay clases de todo: yoga, crossfit, zumba, etc. y seguro una de ellas va a ser lo suyo. En mi experiencia, la rutina se va más rápido cuando hay alguien animando y llevando al grupo. Además siempre hay un poco más de diversión y diversidad cuando son muchas personas. 
  3. Planea una rutina. Más divertido que sólo ir a hacer tiempo al gym, planea una serie de ejercicios, repeticiones, intervalos, etc. Muchas veces en el ejercicio cuenta más la calidad que la cantidad, y sirve que le quitamos el ojo de encima al reloj.
  4. ¡Música! Nada mejor para inspirar la actividad física que un playlist perfecto (dependiendo del tipo de ejercicio, gustos, estado de ánimo,, etc de cada quién), la música hace todo más divertido. De hecho algunos estudios han comenzando a evaluar el efecto de la música durante la actividad física sobre la frecuencia cardíaca y el sistema nervioso autónomo, es decir que es probable que hacer ejercicio con música mejore nuestros resultados. 
  5. Juega. Gracias videojuegos por darnos la oportunidad de ejercitarnos jugando; si esto es lo que les funciona ¡Adelante! Siempre y cuando se muevan, me parece que
    es una excelente opción. Hay muchos juegos para cada consola que nos hacen movernos o hasta traen rutinas de ejercicio. 
  6. Acortar la rutina. Nada más efectivo para que se vaya volando: Hacer la mitad de tiempo, las rutinas cortas pero más intensas pueden ser muy efectivas para obtener fuerza y resistencia.
  7.  Ser más competitivos. Ya sea contra nosotros mismos, nuestro compañero de fitness o contra el grupo al que pertenezcamos; cuando tenemos esa oportunidad de ganar ayuda a hacer nuestro entrenamiento más efectivo pero también placentero, y nos mantenemos motivados. 
  8. Probar algo nuevo. ¿Les ha pasado que su rutina los aburre al punto que se hace eterna? Es tiempo de probar otro tipo de rutina, ejercicio o clase... Además ¿Cómo saber que no nos gusta si no lo hemos probado? Al mezclar ejercicios nuevos (que también son un reto) obtenemos estimulación mental, el ejercicio sigue siendo divertido y es probable que ejercitemos otras partes de nuestro cuerpo. 
  9. Acude al profesional. Puede que cueste un poco más, pero si tu rutina ya no te satisface y no sabes cómo motivarte, es buena idea acudir al coach. Trabajar con un
    entrenador personal ha demostrado dar más motivación e intensidad, lo que beneficia tu rutina. 
  10. Despejar la mente. Pensar por 5 Km: "odio correr, ya quiero desayunar, odio correr, estoy cansad@, odio correr, ya quiero terminar, odio correr..." definitivamente va a hacer nuestra rutina cansadísima y pesada. No hay forma de no estar consciente de que estamos haciendo ejercicio, pero tal vez podemos aprovechar para pensar en los beneficios que estamos obteniendo o darnos la oportunidad de darnos cuenta que en verdad se siente bien; o pensar cómo resolver un problema (cabeza fría), etc. 

martes, 2 de junio de 2015

3 mitos del gluten, que probablemente crees

Si aún no pertenecen al movimiento anti-gluten, es probable que por lo menos lo hayan considerado, pues se ha puesto de moda (por alguna extraña razón) consumir alimentos libres de gluten: desde innovaciones  hipsters, alguien famoso con una nueva dieta (Miley Cyrus, por ejemplo), mil alimentos nuevos gluten free, etc. Hay miles de factores que han creado miedo al gluten. 
 
Lo ideal sería, que nuestros miedos y precauciones estuvieran fundamentados en evidencia científica y consistente. Pero la verdad, es que la mayoría de lo que creemos (sobre todo cuando se trata de alimentos y nutrición) tienen poco que ver con fundamentos pero sí mucho que ver con mitos y modas.

Background 

Recordemos que el gluten es una red de proteínas que se encuentra únicamente en las harinas de ciertos cereales: trigo, cebada, avena y centeno (y por lo tanto en cualquier producto derivado). La enfermedad celíaca (o intolerancia al gluten) es una patología genética, y quienes la padecen no pueden consumir gluten, pues daña su intestino
delgado. Sin embargo, su prevalencia e incidencia es muy baja, en México sólo 4.3% de la población la padece. Si quieren saber más sobre la enfermedad celíaca, pueden ver la nota completa aquí. 

Ahora que recordamos que sólo el 4.3% de la población mexicana no puede consumir gluten, es todavía más extraño que la tendencia a evitar comer gluten vaya en aumento. Y como dije antes, mucho de esto tiene que ver con mitos mal fundamentados, principalmente estos tres: 

1. Todo el mundo debería probar una dieta libre de gluten, por lo menos una semana. 

Verdad: Tanto nutriólogos como gastroenterólogos, consideramos de manera (casi) unánime que probar una dieta libre de gluten es innecesario (a menos, CLARO, que alguien padezca intolerancia al gluten). En palabras del Dr. Stefano Guandalini (director de Celiac Disease Center de la Universidad de Chicago): "Una dieta libre de gluten, no es una dieta más sana para aquéllos que no la necesitan". Este innecesario gasto de dinero y energía (que algunas personas deserían no tener) se basa más bien en seguir una moda.De acuerdo a las Guías para Desórdenes Relacionados al Gluten, se recomienda la confirmación del diagnóstico de enfermedad celíaca, antes de empezar un régimen de este tipo. 

Otros especialistas en este tema aseguran que eliminar el gluten de nuestra alimentación no brindará ningún beneficio a nuestra salud, pero sí complicará nuestra selección de alimentos y aumentará (de manera significativa) el costo. 


2. Aun cuando alguien no enfermedad celíaca, hay una gran probabilidad de que sea sensible (o intolerante) al gluten. 

De la población que de hecho padece enfermedad celíaca, un porcentaje (no bajo) aún no ha sido diagnosticada. En el caso de Estados Unidos, esto implica que aproximadamente 2 millones de personas viven con este padecimiento y no lo saben. 

Por otro lado, hay personas que aunque no padecen intolerancia al gluten, pueden experimentar algunos síntomas (por lo general fatiga o dolor de articulaciones, entumecimiento de extremidades, etc.) después de consumirlo. Esto se conoce como
Sensibilidad al gluten no celíaca (condición que continúa en debate). Mientras un estudio demostró que los síntomas de los pacientes mejoraban al eliminar el gluten de la alimentación, otro estudio demostró que no había tales beneficios en estos pacientes; de hecho la hipótesis del segundo estudio fue que la sensibilidad al gluten se estaba confundiendo con la sensibilidad a ciertos hidratos de carbono (oligo, di y monosacáridos y polioles fermentables), que se encuentran en cereales con gluten, pero también en otro tipo de alimentos como brócoli, ajo, cebollas, manzanas, etc. 

Es decir, es muy probable que muchas personas que piensan que tienen sensibilidad al glugten, en realidad pueden estar reaccionando a muchos otros alimentos. 

3. "Este estudio encontró que una asociación entre gluten y depresión, por lo que el gluten es malo." 

 

Básicamente el problema es que un estudio o unos pocos estudios, no son suficientes para hacer conclusiones o demostrar un hecho. La ciencia de la nutrición depende de una larga y lenta acumultación de datos y resultados obtenidos a través de muchos estudios. Debemos ser muy escépticos con resultados de un sólo estudio; confiar demasiado o totalmente en los resultados de UN estudio es exagerar, y en la ciencia, exagerar es básicamente mentir. 

Aun con todos los avances científicos, estudiar la ciencia de la nutrición es muy complejo. Tan complejo que todavía hay muchísima controversia en cómo y cuánto debemos comer. Empezando porque diseñar y realizar estudios (buenos estudios) de los hábitos alimentarios es muy difícil. Muchas veces este tipo de estudios dependen de que las personas reporten su ingesta o que lleven a cabo una dieta exactamente como se indica o confiar en lo que las personas nos dicen que comen en un día; por otro lado ¿Cómo se podrían dar placebos de un alimento? Éstos y muchos otros factores hacen que sea una ciencia difícil de controlar para su estudio.